Ahora bien, todas las comodidades que nos proporciona la electricidad quedan en nada cuando se produce una avería de suministro. Esta avería podrá ser insignificante —un cable roto, un fusible que (cumpliendo en algún momento su misión de seguridad) se ha fundido, una escobilla de motor eléctrico, que por el roce continuo se ha gastado, una resistencia de plancha que al cabo del tiempo ha sufrido un recalentón o se ha roto, etc.
O puede ser de mayor importancia. Entonces para su arreglo será preciso recurrir a un especialista, ya que dicha reparación exige una experiencia y un herramental muy peculiares: así, un fallo en el funcionamiento de la TV, del automatismo de calefacción en un termo eléctrico, del rebobinado de un motor, etc.
O puede ser de mayor importancia. Entonces para su arreglo será preciso recurrir a un especialista, ya que dicha reparación exige una experiencia y un herramental muy peculiares: así, un fallo en el funcionamiento de la TV, del automatismo de calefacción en un termo eléctrico, del rebobinado de un motor, etc.